sábado, 10 de septiembre de 2016

Peter Pan


PETER PAN
Una vez quise creer 
en la vida como tú la contabas, 
ahora sé que no es así, 
ahora lo veo todo más claro 
que ayer y antes de ayer. 
Soñaba y pensaba de otra manera, 
aquí estoy hoy, soy quien soy, 
soy el mismo aunque no te lo creas.

Entonces ¿qué hay de aquel lugar

donde el tiempo se para y nunca avanza? 
quise volver, y no pude entrar
no estoy dispuesto a quedarme a las puertas, 
a quedarme a las puertas
a matar a ese niño, 
déjalo correr, suéltale las riendas,
no esta cansado de jugar al mismo juego 
hipnotizado con seguir siendo pequeño, 
soy el mismo tipo aunque no te lo creas.

No,no me pidas que abandone el paraíso, 

déjame quedarme aquí , este es mi sitio,
No, no me guardes mas rencor amigo mío 

soy un Peter Pan que del cielo se ha caído 
No,no me pidas que abandone el paraíso, 

déjame quedarme aquí, este es mi sitio,
No, no me guardes mas rencor amigo mío 

soy un Peter Pan que del cielo se ha caído. 
Una vez quise creer en la vida como tú la contabas.

***


Nos han cerrado las puertas de Nunca Jamás. No podemos entrar. Tenemos algunas arrugas más y las primeras canas empiezan a aparecer tímidas en nuestro cabello.  Queremos volver porque allí el tiempo no avanza. Nuestra tierra mítica sigue intacta. En la mía, en mi Nunca Jamás, seguimos llevando camisetas azules y trenzando pulseras de colores. Las bicis son motos por un sencillo mecanismo que consiste en colocar un trozo de plástico que roce con la rueda. El dolor tan solo son raspones en las rodillas por las caídas al jugar, y las alegrías algo tan sencillo como ver cómo llora San Lorenzo. Construimos cabañas, colamos la pelota en jardines ajenos, jugamos al escondite y estamos todos. No falta nadie. Quiero volver, no puedo entrar.

Seguimos siendo esos, pero más viejos. No hemos cambiado aunque veamos la vida de forma distinta. Y aunque ya no podamos volar por el peso mundano que llevamos en los bolsillos y que nos hace caer, seguimos con los sueños intactos. Así que me da igual que Wendy fuera engañada para ser la madre de los niños perdidos, o que haya cocodrilos. No me importa que Garfio aceche o que Campanilla sea una gruñona. Necesitamos volver, y como no estamos dispuestos a quedarnos a las puertas, tendremos que conformarnos con mirar por la abertura de la cerradura, es decir, a través del recuerdo, que es a todas luces la única forma que tenemos de regresar.


Fragmento de Peter Pan.


lunes, 27 de junio de 2016

El ojo en el ladrillo

Hablemos de Marcos Ana. Pero lejos de sus actos y cerca de su obra. Dejemos de lado al asesino que algunos que tapan sus ojos ante crímenes más atroces ven, y por otro, al héroe que aclaman otros sin ser capaces de ver que ese “héroe” mató a tres hombres. Víctima o verdugo, qué más da, este hombre fue poeta y percibió el mundo de ese modo en qué solo ellos saben hacerlo.

Veremos en este caso uno de sus poemas, en concreto, uno que compuso cuando estuvo cautivo en la cárcel de Burgos. En él habla de la libertad y de la falta de ella. Fueron numerosos los poemas que se escribieron en prisión durante la guerra Civil Española, pero este en particular, con su sencillez y claridad nos traslada a ese “patio cuadrado donde giran los hombres sin espacio”. Nos invita a pensar en nuestras prisiones cotidianas: el miedo, el asfalto duro y abrasador, la soledad... y sin proponérnoslo nos hace desear ese espacio libre, donde hay árboles y océanos. Queremos viajar, pero estamos aprisionados sin remedio. Como él. Como todos.


En cuanto a la canción en la que está inserto, podemos decir que goza de un gran lirismo. Nos transmite el dolor de la tortura, el aislamiento, ese mirar constante desde el otro lado, y lo hace de una manera bonita, de tal forma que entristece. El acto es terrible, y contado así nos repliega hasta el lugar donde escondemos la tristeza para que no salga. Poncho K canta a la vida esperanzada dentro de la prisión, al dolor de ser torturado, al temor que infunde el carcelero... y finalmente nos deja en brazos de la voz, ya vetusta, de Marcos Ana, quien nos recita los primeros versos de aquello que vivió.


La canción de Poncho K:

El ojo en el ladrillo
Tengo el ojo en el ladrillo, 
estoy recopilando estrellas, 
con un papel y un cepillo, 
me he hecho un barco de ala esbelta, 
se escapa del nido, me llevan los sueños, 
me arranca prisión. 

Los gritos de la tortura 
están colmando acequias, 
linternas de batallones, 
se agrandan por un pasillo 
que me duele en todas partes 
no sé andar por este filo. 

Me arañan 100.000 navajas, 
me cala profunda la despedida, 
el horror va de puntillas, 
se antoja macabra la suerte, 
se escapa del nido, me sueña la muerte, 
me agarra prisión. 

Los gritos de la tortura 
están colmando acequias, 
linternas de batallones, 
se agrandan por un pasillo 
que me duele en todas partes 
no sé andar por este filo. 

Los gritos de la tortura 
están colmando acequias, 
linternas de batallones, 
se agrandan por un pasillo 
que me duele en todas partes 
no sé andar por este filo. 

Los dientes de una ballesta 
me están clavando el vuelo. 
Los dientes de una ballesta 
me están clavando el vuelo. 

Mi corazón es patria, 
la tierra no es redonda, 
es un patio cuadrado, 
donde los hombres giran bajo un cielo de estaño, 
soñé que el mundo era un redondo espectáculo 
envuelto por el cielo, 
con ciudades y campos en paz, 
con trigo y besos, 
con ríos, montes, y anchos mares donde navegan 
corazones y barcos, 
pero el mundo es un patio, 
un patio donde giran los hombres sin espacio...

El poema de Marcos Ana:

“Mi corazón es patio”
A María Teresa León
La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.
Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
Pero el mundo es un patio
(Un patio donde giran
los hombres sin espacio)
A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.
Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.
“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…
Pero soñar es despierto
(mi reja es el costado
de un sueño
que da al campo)
Amanezco, y ya todo
—fuera del sueño— es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.
¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!
Yo ya creo que todo
—fuera del sueño— es patio.
(Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos).
Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
—hasta en el sueño— es patio.
Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.
(Un patio donde giran
los hombres sin descanso)


lunes, 18 de abril de 2016

Nuestra nación


¿Es nuestra nación España? ¿Acaso es es país donde habitamos? Quizás se trate de algo más abstracto, más bonito que aquello que deriva en los sucios nacionalismos que nos llevan a las guerras, incluso mucho más poderoso que un pedazo de tierra en el que caernos  muertos. Pueden ser pequeñas cosas que chocan con la idea de la gran nación que se ha tenido tradicionalmente. Como dice la Raíz, nuestra nación podría ser esa caja de zapatos donde guardamos cartas que nos escribimos, sí, ese trozo de cartón raído y viejo donde viven apresados los sueños adolescentes de cuando el mundo estaba en nuestra contra, ese rincón que desde la distancia nos hacía sentir cerca a una persona a miles de kilómetros. Nuestra nación puede ser aquella canción que sonó en el momento preciso junto a los “colegas” y que cuando vuelve a hacerlo tiempo después en la quietud de cualquier lugar, nos hace recordar un momento de euforia absoluta, pero sobre todo, nuestra nación puede ser el legado: Cervantes y su loco Don Quijote. Lo cierto es que esto puede sonar a tópico, a lo que todo el mundo en las altas esferas de la cultura dice, pero quien tenga tiempo y curiosidad, fuera de las imposiciones de las aulas de literatura, os invito a que poséis los ojos en las páginas de esta novela, porque os encontraréis con que el mundo, por suerte o por desgracia, aun no lo sé, no ha cambiado tanto. Deberemos intercambiar los molinos de viento de la Mancha por molinos eólicos modernos, y las posadas por los bares, pero no mucho más. En cuanto a las personas, no se diferencian tanto de nosotros, seguimos siendo igual de pícaros... Así que dentro de ese elenco creo que debemos reparar un poquito en ese Sancho, escudero fiel de un ideal absurdo, demente, pero justo. Soñamos como él con esa ínsula llena de riquezas, o como diría la Raíz, con esa isla más justa. ¿Y qué me decís de Dulcinea, esa aldeana fea a la que Don Quijote veía hermosa? ¿No nos ha pasado a todos eso alguna vez cuando la bebida nos nubla? Casi, casi igual. Pero nuestra nación, además de todo esto, son los libros. Todos los que quemaron y los que no. Son aquellos de los que nos intentan despojar para que no soñemos y los que nos quieren imponer en la escuela, los que viven olvidados y llenos de polvo en cualquier estantería, los que tienen roto el lomo de tanto ser leídos, los que huelen a nuevo y los subrayados... son todos y cada uno de ellos. ¡Ay! y que no se me olvide,  nuestra nación es un decorado de cartones y pintura, como diría Calderón “El gran teatro mundo”. Nuestra nación puede ser tan amplia que jamás acabaríamos. Os dejo aquí la letra de la Raíz con muchas más ideas de las que aquí he recogido.  Esta es su nación, pero también puede ser la nuestra.


Nuestra nación
Nuestra nación es una caja de zapatos, 
donde guardamos cartas que nos escribimos. 
Nuestra nación, es una canción en el delirio de una noche con amigos. 
Nuestra nación es la imaginación, escupir la rabia que pudre mi corazón. 
Nuestra nación es levantar el puño, gritar al cielo con dignidad y orgullo. 

Y viendo que esta vida no es larga, seremos niños detrás de las barbas. 
Y viendo que no se salva ni uno, nuestra cordura arderá con el humo. 
Y viendo que esta selva me asusta, he imaginado una isla más justa. 
Y viendo que, sentimos que somos fieles escuderos de aquel caballero. 

Nuestra nación es la otra cara de la luna, donde escondimos las guerras y las armas. 
Nuestra nación es la literatura y esa locura del hidalgo de la Mancha. 
Nuestra nación es inventar el camino. 
Nuestra nación es caer y levantarse. 
Nuestra nación es saber que vivimos con la mirada siempre fija hacia adelante. 

Y viendo que esta vida no es larga, seremos niños detrás de las barbas. 
Y viendo que no se salva ni uno, nuestra cordura arderá con el humo. 
Y viendo que esta selva me asusta, he imaginado una isla más justa. 
Y viendo que, sentimos que somos fieles escuderos de aquel caballero. 

Soñaremos con mil Dulcineas en barras de bares de cada región. 
Y aunque quemen los libros no quemaran nuestra canción, de mil Dulcineas y barras de bares de cada región, y aunque quemen los libros. 

No sale el sol, no sale la luna, todo es un decorado de cartones y pintura. 
Dicen los de arriba hay una cura para todos, dicen los de abajo yo prefiero seguir loco. 
Roto el espejo, se ha roto al ver el reflejo de un niño tan viejo. 
Por poco me dejo la voz en el último grito. 

Somos fieles escuderos de aquel caballero. 
Soñaremos con mil Dulcineas en barras de bares de cada región. 
Y aunque quemen los libros no quemaran nuestra canción, de mil Dulcineas y barras de bares de cada región, y aun que quemen los libros.
Logo de la banda de música

sábado, 9 de abril de 2016

Buscando una luna



¿Qué tendrá la luna para que los perros y los lobos la aúllen? ¿Qué tendrá para que los hombres la anhelen? Unos y otros, cuando el sol se acuesta, la buscan, cada uno a su modo, y Robe, cantante de Extremoduro, no es menos. La requiere en las noches de “echar de menos”, aquellas en las que el recuerdo de la mujer a la que quiere emerge en los vasos de los bares. ¿Pero quién es él? Robe es escena seca, tosca y polvorienta, Robe es el paisaje castellano de Machado. Y quien haya mirado con ojos atentos los agrios campos, percibirá la nostalgia y  la dureza del paisaje, muchas veces inherente al carácter de sus enraizados paisanos. El de Extremo es algo austero en sus formas y reconoce dentro de él, como deberíamos reconocer todos, la sombra de Caín. No somos perfectos y a veces el egoísmo nos ciega. Somos muchas veces áspero paisaje castellano sin saberlo, sin pretenderlo... pero quien lo ha probado, Machado se embriagó de él, no puede evitar sentir un apego extraño e infinito. No obstante, seguiremos buscando lunas o soles que nos alumbren el camino... Y como dijo un profesor que tuve "¡Vaya cielo el castellano, tan despejado y limpio”, y no se refería a la Mancha o a Castilla y León como los conocemos hoy, si no a algo mucho más amplio,  al legado. Al cielo que alumbra los despojos de un pasado que nos empeñamos en tildar de glorioso. Él siempre citaba un verso. Decía que estaba hecho para ese cielo: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros a lo lejos”, astros entre los que luce coqueta la luna, arriba, muy digna en ese cielo que como decía Delibes si era tan alto era “porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo”. Así que Robe es despojo extremeño teñido de cielo que busca su luna en la noche, y un poco ese hombre “de ojos astutos, hundidos, recelosos y movibles”, pero orgulloso.

Retrato de Robe Iniesta

Dejo aquí la letra de la canción a la que me refiero en el texto y a continuación de ella, el poema de Machado del que el cantante de Extremoduro se ha nutrido.


Buscando una luna
Salgo a pasear por dentro de mí veo paisajes que de un libro 
de memoria aprendí: 
"llanuras bélicas y páramos de asceta
- no fue por estos campos el bíblico jardín -;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.

Bajé las escaleras, sí, de dos en dos, 
perdí al bajar el norte y la respiración; 
¿y por las noches qué harás? 
Las paso descosiendo, aquí hay un arco por tensar. 
¡Que yo me acuerdo en todavía cuando te besaba! 
¡La cago, vuelvo a tiritar! 
¡Si tú no te juraras siempre que yo te faltaba! 
¡A veces todo es tan normal! 
Y hago colas sin parar 
en la puerta de algún bar 
yo to borracho consumo las horas 
mientras encuentro alguna luna que ande sola. 
¡Que yo me acuerdo en todavía cuando te besaba! 
¡La cago, vuelvo a tiritar! 
¡Qué no, que ha sido un momentito sólo de bajada! 
¡Que aquí no pasa nada! 

Por tierras de España
El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
      Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
      Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
      Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
      Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
      Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
      El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
      Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.


Buscamos lunas, buscamos soles, pero siempre arraigados a la tierra tosca, salvaje y dura.


martes, 12 de enero de 2016

Aunque tú no lo sepas


De Enrique a Enrique, Aunque tú no lo sepas nació de las manos de Quique González para aquel al que debía demasiado, Enrique Urquijo. Este último la grabó con su grupo Los Problemas y la publicó en el álbum Desde que no nos vemos (1998). Quique, quien también la graba tiempo después, la publica en su disco Pájaros mojados (2002) y años más tarde en Ajuste de cuentas (2006). Lo que muy pocos saben, aunque tú quizás sí lo sepas, es que esta canción nace de la influencia del poeta y catedrático de literatura Luis García Montero en un poema con el mismo nombre que la canción. Este poema está inserto en un libro llamado Habitaciones separadas (1994).
Y aunque puede que esto también lo sepas ya, te diré que se han realizado numerosas versiones de esta canción, la de El canto del loco o la de Clara Lago sin contar las de los dos Enriques.
A continuación dejo las dos composiciones:


Aunque tú no lo sepas- Luis García Montero
Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminado
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Si prestamos atención al poema podremos ver fácilmente como algunos de sus versos coinciden con los de la aclamada canción.

Aunque tú no lo sepas- Quique González
Aunque tú no lo sepas
me he inventado tu nombre,
me drogué con promesas
y he dormido en los coches.
Aunque tú no lo entiendas
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.

Aunque tú no lo sepas
me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja
fría cuando te marchas.
He blindado mi puerta
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.

Aunque tú no lo sepas
nos decíamos tanto,
con las manos tan llenas,
cada día más flacos.
Inventamos mareas,
tripulábamos barcos
y encendía con besos
el mar de tus labios.

En ambas composiciones reconocemos un sujeto enamorado, pero no de cualquiera. Se trata este de un amor idealizado, platónico, un amor que nace en nuestras mentes, perfecto e inalcanzable. Se concibe una figura de alguien que no existe, pero que podríamos ser cualquiera, así que aunque tú no lo sepas ese alguien podrías ser tú.


“Sabe que le resulta necesario
aprender a vivir en otra edad,
en otro amor,
en otro tiempo.


Tiempo de habitaciones separadas.”

lunes, 4 de enero de 2016

La literatura aun está viva

No me canso de escuchar que la literatura está muriendo, que la estamos matando, que ya nadie lee... pero es que los tiempos han cambiado y las personas se decantan por la rapidez y las facilidades. Yo, en cambio, todavía prefiero que mis minutos y mis horas se los coman las páginas de un libro.
Furibunda, cansada, abatida, pero aun viva, la literatura además de en sus propias páginas vive también en otros lugares. Se nutre de ella el cine. ¿Quién no ha disfrutado de múltiples y buenas películas sin saber que eran adaptaciones de novelas? También la consume el arte ¿Acaso alguien no conoce ilustraciones sobre el Quijote? Además de las anteriores, se alimenta de literatura la música, y ahí es donde yo quiero profundizar. Hay multitud de canciones que entre sus versos nos hablan de autores que han escrito grandes obras, otras que nos mencionan famosos personajes de la literatura clásica, y no hay que quitar mérito a las que han rescatado del olvido o de la memoria versos de poemas u obras de teatro, algunas conocidas y otras no tanto. Incluso hay quienes se han atrevido a musicar numerosos poemas.

Supongo que no soy la única que quiero que la literatura no muera, que siga siendo nuestra aliada en los momentos de tedio y soledad, así que de una manera más amena os la acerco agazapada en los versos de canciones de ayer y hoy, para que siga resistiendo los envites de quienes no quieren posar los ojos sobre sus letras de tinta negra.

Honoré Daumier- Don Qujote de la Mancha de Miguel de Cervantes